viernes, 15 de abril de 2016

Amar poliamorosamente no es una invención del siglo XXI

El poliamor no es un invento del siglo XXI




Por Anita Botwin
Este artículo se publicó originalmente en nuestra plataforma Broadly

En esta sociedad monógama ––en la que suele primar la posesión sobre las personas a las que amamos–– cuesta creer que sea posible llevar una relación con más de una sola pareja. Sin embargo, cada vez son más los que se atreven a romper con lo normativo y tienen este tipo de experiencias afectivas y sexuales. Pero, ¿cuál es la clave para que sean exitosas? Básicamente consiste en desaprender una serie de conceptos que nos han enseñado desde pequeños, como lo es el amor entendido como posesión, el ideal del amor romántico, los celos, los miedos...

Los que tienen varias relaciones al mismo tiempo aseguran que es un gran paso salir de la monogamia y practicar el poliamor, porque es una lucha contra nuestras creencias, una profunda gestión de las emociones y encarar lo que opina el resto del mundo sobre tu propia sexualidad y afectos.

Llevar este tipo de acuerdos requiere un gran esfuerzo, "tienes que conocerte a ti misma, saber dónde están tus miedos, tus inseguridades, querer vencer los celos y aprender a manejar tus emociones", explica Amarna Miller, actriz porno y escritora, que confiesa abiertamente tener dos parejas en la actualidad. "Es algo que en general la gente no quiere hacer porque significa desaprender y hay mucho miedo.

Es complicado cambiar tu manera de relacionarte con la persona a la que amas y mucha gente no quiere o no se atreve a dar el paso". Para Amarna, lo más complicado fue deshacerse de las inseguridades y el miedo "al rechazo, al abandono, sentir que quizá seas menos que la otra persona, más fea, o menos inteligente o tiras peor que la otra persona y tienes que luchar contra todo el mundo pero también contra ti misma". Al final el amor es una cuestión de elección, "cuando ese vínculo existe y tienes una serie de acuerdos que lo mantienen vivo. La exclusividad sexual o afectiva no tiene nada que ver con el amor", asegura.

También hay quien denuncia que en un heteropatriarcado (esto es, que dominan las relaciones hombre-mujer) el poliamor sirve de excusa para tener varias personas cerca y con la excusa de que son más de una, dedicarle menos tiempo y cuidados a esas personas. Amar poliamorosamente debería ser un acto de generosidad para que la otra persona disfrutase de su tiempo cómo y con quien quisiera.

Sólo el 17% de las culturas practican la monogamia estricta, mientras que el resto abraza una mezcla de relaciones.


Actualmente todo parece indicar que estas relaciones van en aumento, aunque tampoco hemos inventado nada nuevo. El término se conoce como tal desde los años sesenta, pero ya en los años veinte del pasado siglo se dio a conocer con William Moulton Marston ––psicólogo feminista, que mantuvo una relación a tres––, así como en la tradición de muchas etnias y culturas que todavía prevalecen. La monogamia tiene su origen en la época de la revolución agrícola, según el escritor Christopher Ryan. Las relaciones que mantenemos con una sola persona nacen fruto de la preocupación por la perpetuación de la especie y la herencia de los bienes materiales. Lo que no se sabe con exactitud es su porcentaje de éxito o fracaso en la actualidad, pero sí conocemos que sólo el 17 por ciento de las culturas humanas practican la monogamia estricta, mientras que el resto abraza una mezcla de relaciones.

Desde Golfxs con Principios explican que en las convencionales "sentir deseo o algo más por otra persona significa su fin; en las no monógamas, no. Es decir, que ––en teoría–– están preparadas para sobrevivir a más situaciones que las relaciones monógamas".

Golfxs indican que en realidad, "a lo largo de la historia ha habido muchísimas relaciones no monógamas, con descendencia incluida, lo que sucede ahora es que se ve la posibilidad de buscar una vía alternativa a esa monogamia como única opción. Por eso el interés creciente en la no-monogamia consensuada más allá del tan habitual 'ojos que no ven, corazón que no siente'". Por su parte, Amarna opina que estas relaciones son actualmente más comunes básicamente porque se habla más del tema en los medios, la gente se interesa más y hay quienes deciden adoptar ese estilo de vida. "Está de moda y es un poco trending", reconoce.

Podríamos aprender el discurso, pero no parece sencillo gestionar estas emociones cuando estamos tan acostumbrados a ver el binomio mamá-papá.

Tampoco se trata de forzarnos ni esforzarnos a cumplir expectativas amorosas de moda o cool, sino saber qué necesitamos en cada momento. Desde Golfxs con Principios comentan que "no es buena idea salir de un corsé para meterse en otro, ni tampoco negarse a reconocer las emociones y necesidades que tenemos".

El poliamor no es la panacea, también hay sufrimientos, jerarquías y patrones que repetimos en cada esfera de la vida. Según Amarna, "la única clave para hacer que cualquier relación monógama o poliamorosa llegue a algún punto es la comunicación total, contar lo que sientes lo que piensas, qué sientes por otras personas. Te enseñan que es algo normal tener secretos con tu pareja cuando tu pareja debería ser antes de nada tu mejor amigo y después alguien con la que quieres tener unos planes a largo plazo. Otra clave para que una relación sea exitosa es la creación de acuerdos, igual que en una monógama", señala.

En una relación abierta, como no se presupone ninguna norma establecida al no existir la exclusividad, tienes que poner tú las normas, sentarte con tu pareja y ver a qué acuerdos llegan. Algunas de las normas pasan por tener sexo seguro con otras personas, la comunicación total y contar todo lo que sentimos y vivimos con otras personas, y en ocasiones, cuenta Amarna, "si existe algún tipo de problema en la pareja dejar de ver a otras personas que no estén dentro de nuestro círculo hasta que veamos cómo superar la crisis".

Otros acuerdos van desde decidir si te vas a acostar en tu misma cama con otra persona o si vas a quedar con otra con la que puede surgir sexo, si quieres saberlo previamente o después de que ocurra, quieres que te lo diga en el móvil, en persona... "Una vez llegados a esos acuerdos, podemos estar hablando de fidelidad entendida como confianza, no como exclusividad afectiva y sexual", explica Miller. Este tipo de relaciones, al final, dependen "de lo honestas que sean las personas involucradas y de lo que se hayan trabajado sus propias dinámicas en las relaciones, sus carencias, sus miedos...", tal y como comentan el grupo de Golfxs con Principios.

Por tanto, la ruptura en la poligamia tendría que ver más con la ruptura de acuerdos, y no con acostarte con otras personas. Miller comenta que si se acuesta con otra persona lo dice con naturalidad y dependiendo de cómo sea el momento a lo mejor su pareja quiere más o menos detalles. Amarna considera que las relaciones poliamorosas tienen más futuro que las monógamas porque están basadas en la comunicación y no en la inercia que muchas veces mantienen las monógamas hasta que acaban cayendo por su propio peso.

En una relación poliamorosa también existen los celos, y malentendidos, los mismos problemas que en la monogamia, con la diferencia de que en éstas deciden hablarlo, comunicarlo y entenderse, según explican las personas que las practican.

Cuando hay descendencia ya es otro cantar, aunque Amarna asegura que sucede lo mismo que con cualquier relación no normativa, como unos padres homosexuales por ejemplo. Según explica, es muy sencillo, "sientas al niño y le dices este es papá y este es papá. De hecho con los críos es aún más sencillo ya que no tienen prejuicios. Otra cosa es cómo la sociedad entienda que pueda haber una relación poliamorosa con hijos".

Tal y como explica Benedict Smith en este artículo de VICE, "La primera vez que me lo explicaron tendría unos ocho años. Mi hermano de cuatro años preguntó por qué James, el compañero de mi madre, pasaba tanto tiempo con nosotros. Porque le quiero, dijo mi madre, con toda naturalidad. Pues eso es bueno, porque yo también le quiero, respondió mi hermano".

Hoy en día hay muchos modelos de relación diferente y, por eso, Golfxs con Principios coinciden en que los niños lo entenderán igual que en los casos de adopciones, familias monoparentales, cuando viven con su abuelo y/o abuela... "Y si quiere saber más, contándole cada cosa en el momento apropiado a su desarrollo, en sus propios términos, como con cualquier otra cuestión que alguien considere problemática".

Llegados a este punto, ¿con qué tipo de relación nos quedamos? Cuanta más distancia haya entre lo que necesitamos y lo que finalmente elegimos vivir, más insatisfacción vamos a sentir. Tal y como señalan desde Golfxs con Principios: "Nuestros propios deseos son nuestra mejor brújula".



Tomado de https://www.vice.com

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