viernes, 5 de agosto de 2016

Recordando a SERGIO URREGO a 2 años de su Viaje a la Eternidad - Pendientes - Mensajes - Eventos

Las promesas pendientes en el caso de Sergio Urrego, tras dos años de su muerte

Al Ministerio de Educación solo le queda un mes y medio para revisar 19.063 manuales de convivencia en colegios del país, es decir, el 79% del total. Se debe garantizar que éstos respeten la orientación sexual.




Ya se cumplen dos años desde que Sergio Urrego se quitó la vida en el centro comercial Titán Plaza, en Bogotá, en medio de infundados señalamientos que lo acusaban de acosador sexual, desafiante y obsceno, solo por el hecho de amar a otro hombre. Su nombre, que para ese 4 de agosto de 2014 estaba manchado en boca de las directivas de su colegio que tildaban su homosexualidad de falta disciplinaria, hoy está limpio. La justicia llegó en manos de la Corte Constitucional que ordenó que los colegios deben ser espacios libres de discriminación para que este caso no se repita. Varias de las promesas que el alto tribunal hizo ya se han cumplido, pero otras están a media marcha.  

A sus 17 años, Sergio cursaba el último año del bachillerato. El devorador de libros y amante del medio ambiente, como lo describe su madre, Alba Reyes, tenía una relación con un compañero de curso. Una foto de un beso entre los dos terminó en poder de un profesor del colegio Gimnasio Castillo Campestre y luego en el de la psicóloga, quien abrió un proceso disciplinario por una falta grave. Ese “comportamiento homosexual” encajaba con lo que prohibía el manual de convivencia de la institución: “las manifestaciones de amor obscenas, grotescas o vulgares”.

El caso llegó a la Corte Constitucional, que el 3 de agosto del año pasado le dio la razón a la familia de Sergio. El alto tribunal no titubeó en decir que los colegios no pueden prohibir la expresión de la sexualidad, que los procesos disciplinarios no pueden reprimir el desarrollo de la personalidad, y que en Colombia hay un déficit de protección para las víctimas de acoso escolar. Con un argumento más romántico: “Los espacios educativos no pueden convertirse en trincheras en donde ningún concepto puede ser refutado o donde las opiniones ajenas no pueden ser escuchadas, ni la diversidad entonces puede proliferar”. Un año después del fallo, ¿esto se cumple?

Las promesas cumplidas, incumplidas y pendientes

El colegio donde estudiaba Urrego violó los derechos fundamentales de él y su mamá, lo discriminó por su orientación sexual e identidad de género. Y para resarcir ese daño, el alto tribunal ordenó varias medidas. Las primeras de ellas ya se cumplieron. La institución hizo un acto público de desagravio, en el que se reconoció las virtudes del estudiante; se le concedió el grado póstumo y se instaló una placa en su memoria.


Pero quizá la principal promesa, que está pendiente y a punto de cumplir su fecha de vencimiento, es la que le corresponde al Ministerio de Educación. La cartera tiene hasta el 15 de septiembre para revisar los manuales de convivencia de todos los colegios del país, con el fin de garantizar que respeten la orientación sexual e identidad de género de los estudiantes, incluyan la diversidad y diriman conflictos de forma pacífica.

Hasta la fecha, 3.880 manuales han sido revisados por el ministerio, es decir, que faltan 15.183 por examinar (el 79%). La cifra es alta para el tiempo que resta, y teniendo en cuenta que grandes ciudades como Bogotá y Bucaramanga no han sido analizadas. De acuerdo con la entidad, la revisión ya se ha hecho en 73 de las 95 secretarías de educación en sitios como Santa Marta (Magdalena), Cartagena (Bolívar), Antioquia, La Guajira y Norte de Santander.

Se ha comprobado que la mayoría de estos manuales de convivencia no tienen incluido el respeto por la población LGBTI, y por los derechos fundamentales de los estudiantes. El Mineducación le dijo a El Espectador que uno de los problemas más comunes es que aún se regula la apariencia estética de los alumnos, lo que vulnera el derecho al libre desarrollo de la personalidad. Así como tampoco se abordan propuestas para prevenir el consumo de sustancias psicoactivas y el embarazo en adolescentes.

Juan Felipe Rivera, abogado de Colombia Diversa, asegura que incluso hay colegios que dicen de frente que prohíben la homosexualidad y “hay otros que utilizan categorías ambiguas, como que se prohíben manifestaciones excesivas de afecto, actos contra la moralidad pública, actos de mal gusto y contra las buenas costumbres”. ¿Quién determina qué son las buenas costumbres o cuándo una manifestación es excesiva? Estas normas abstractas generan, por ejemplo, que un beso entre dos mujeres sea motivo para abrir un proceso disciplinario. (Lea aquí: El estudiante que denuncia ser discriminado en su colegio por ser gay y agnóstico)

“Hay otros colegios que tienen en su manual normas que dicen que se espera que el estudiante tenga bondad en su corazón. Esas son categorías extrañas que no le permiten saber al estudiante por qué lo pueden castigar. Otro colegio tenía en su manual de convivencia fotos de actores famosos con cortes de cabello particulares, y decía: ‘Así deben ser los cortes de pelo de los estudiantes del colegio’. Y uno más prohíbe que los alumnos mayores de edad vivan en unión marital de hecho”, cuenta Rivera, quien califica a estas reglas de anacrónicas que van en contra de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.

Una promesa incumplida, según Marcela Sánchez, directora de Colombia Diversa, es el acompañamiento que tenía que brindar la Defensoría del Pueblo, a través de su delegada para infancia, la juventud y el adulto mayor, para que todo lo que dijo la Corte se llevara a cabo. “Estuvo muy al tanto al principio, pero no volvimos a saber nada de la delegada que tiene un papel importante en la implementación”.

Asimismo hay retos para poner en práctica la ruta que atiende problemas de convivencia escolar. Sánchez agrega que ésta involucra a entidades más allá del Mineducación, como la Policía de Infancia y Adolescencia, el ICBF,  y las comisarías de familia. El obstáculo radica en que cuando las Secretarías de Educación activan la ruta, las otras entidades no contestan las llamadas frente a un caso y por eso muchas veces no es efectiva.

¿Y si los colegios incumplen?

Esa es la gran pregunta que surge si una institución se niega a cumplir con las recomendaciones que el Mineducación hace para que el manual de convivencia respete la diversidad. El ministerio dice que esa labor está a cargo de las Secretarías de Educación. “Hemos venido adelantando reuniones con los equipos para dar las orientaciones técnicas que les permitan cumplir con la labor de seguimiento”, aseguró la entidad.

Rivera expone que en ocasiones el colegio adopta la decisión de modificar sus manuales de convivencia, pero las prácticas institucionales puede que no reflejen esas nuevas normas. Otro escenario es que el colegio se rehúse a asistir a las capitaciones y a recibir las recomendaciones, “¿debe ir el caso a Inspección y Vigilancia, encargada de sancionar a los colegios?”, se pregunta el abogado.

“La labor de inspección y vigilancia está en otra instancia del ministerio que no siempre tiene los mismos criterios que las secretarías, y hay disonancia con ellos”, añade Sánchez, quien también le hizo un llamado a las alcaldías y gobernaciones para que se sumen a esta tarea titánica.

El debate sigue. Mientras tanto, Alba Reyes seguirá de pie frente a la batalla por la memoria de su hijo, Sergio Urrego. Una historia que puso al descubierto la discriminación que permea el sistema educativo del país hace décadas, y que ya ha cobrado vidas. Este jueves se le rendirá un homenaje al joven en el Centro Cultural Gabriel Betancourt Mejía, de la Universidad Pedagógica, a las 4:00p.m. La importancia de la igualdad y la no discriminación en los espacios educativos, el tema central.

Dato clave:

La Corte Constitucional le ordenó al Ministerio de Educación educar sobre derechos humanos, en particular el derecho a la identidad sexual, e incorporarlos en los proyectos educativos. Juan Felipe Rivera, de Colombia Diversa, explica que  se ha capacitado a rectores y docentes en este tema, pero no para que se dicten clases sino para que cuando se presente una situación de violencia o discriminación por orientación sexual, como la de Sergio, puedan identificarla y activar los mecanismos.

Las cifras:

65 casos de menores afectados por violencia escolar se registraron en 2012.

190 denuncias por este mismo hecho se presentaron en 2014.

8,20% de los casos de violencia en Colombia se presentan en las escuelas y otras instituciones de carácter público, son el tercer escenario donde más violentan a los menores.

1.44% del total de casos el agresor es el profesor.

Tomado de http://www.elespectador.com/
Por: Pilar Cuartas Rodríguez
En Twitter: @pilar4as



EN BOGOTÁ ACTOS EN MEMORIA DE SERGIO URREGO

















Quédate: Carta a Sergio Urrego

Por Carlos Arturo Mejia Franco

 “Mi sexualidad no es un pecado, es mi propio paraíso”
“Goodbye cruel world
I’m leaving you today”

Con este epitafio se despide de nuestro mundo, Sergio Urrego de 16 años en su página de Facebook. A pesar de todo, yo quiero interpelarte, Sergio, con otra opción aún más arriesgada: Hola mundo cruel, hoy me quedo. Querido Sergio, soy un hombre gay de 47 años, sufrí en carne propia la homofobia en la adolescencia, y también como muchos llegué a considerar el suicidio como una salida a la estigmatización y al aislamiento, pero nunca tomé ese camino.

Querido Sergio al igual que tú también tengo miedo. La vida me ha enseñado a permanecer en el presente y no escapar de la presión social con los recuerdos del pasado y la incertidumbre del mañana frente a la homofobia que mata. Sergio, confieso que tengo miedo a escribir esta reflexión sobre el suicidio juvenil en la comunidad LGBTI (PDF). Ya sabes que es un tema complicado, innombrable, mira donde te ha llevado, pero me siento responsable contigo y muchos otros que se han suicidado y especialmente con los que están sufriendo en vida y pensando en hacerlo.

Mi responsabilidad mayor como hombre gay adulto es con los jóvenes LGBTI y futuras generaciones que estén considerando esta salida ligera y prematura. Créeme, el camino no ha sido fácil y muchas veces he caído, pero mañana será mejor y es por esto que “hoy me quedo” y los invito como comunidad a hacerlo.

Siento la necesidad de iluminar este abismo desde mi experiencia personal y profesional. Cuando alguien se marcha no simplemente se lleva su propia humanidad consigo sino que se roba parte de nuestra existencia y en especial de quienes lo conocieron y le amaron.

Tu riesgo y tu vida son indescriptibles. Mi intensión al hablarte es encontrarme conmigo mismo y con los que quedamos, porque no existen palabras para pintar tus 1Z0-478 sentimientos, tus miedos y tus anhelos que son solo tuyos. Solo a ti te pertenecen. Es extraño e irrespetuoso tratar de penetrar tu intimidad a través de tu página de Facebook, de lo que los noticieros dicen, de las entrevistas concedidas por tu madre, las de la rectora del colegio, la de alguno de tus profesores. El énfasis de la ministra de Educación en la investigación, los gritos y protestas de los activistas gays. El silencio de tu exnovio, de tus compañeros de clase, de tu abuela. Por ahora toda información alrededor tuyo y las circunstancias de tu último acto están selladas. Se abrió una investigación penal y ninguno de los tuyos, de los que te extrañan están autorizados a dar declaraciones o información sobre tu vida.

¿QUIÉN TE ACOMPAÑABA?

Detrás de tu muerte hay muchas fuerzas ocultas. Aparentemente la presión homofóbica o la falta de táctica en el manejo de tu angustia en el colegio Gimnasio Castillo Campestre. Tus padres te aceptaron y asumieron tu homosexualidad, así lo demuestra la fortaleza de tu madre (audio), pero tal vez no asumieron de la mejor forma su separación. Tu depresión y ansiedad en los últimos días. La presión de la sicoorientación impuesta, la exigencia del acompañamiento sicológico obligatorio. ¿Los medicamentos psicoactivos? A tu edad requieren de una supervisión continua.

SERGIO URREGO

Estudios arrojan efectos colaterales a idealización suicida, especialmente en adolescentes. ¿Quién te acompañaba por esos días de crisis? ¿Solo tu abuela y tu gato? ¿Tus amigos del movimiento estudiantil anarquista? ¿Tus seguidores de Facebook? 

No alcanzo a imaginar una acusación de acoso sexual por parte de tu novio. Otro menor de edad que está sufriendo más que tú con la presión social de esta tragedia. Me preocupa su salud y el apoyo que esté recibiendo. Tu soledad en esa urbe anónima en la que a tu edad se puede caer fácilmente en los intereses de grupos políticos. La ausencia de sentido o crisis existencial de nuestra cultura globalizante. Una tecnocracia en la que todos estamos comunicados pero más solos que nunca. Una sociedad sin derecho a la intimidad, y por último la presión forzosa del cambio de colegio a solo meses de tu graduación. Fuiste demasiado fuerte, cargaste con mucho a cuestas. Trato de ponerme en tus zapatos y no encuentro la talla.

Querido Sergio, mi intención no es sensacionalista, pienso que eres una luz de convivencia en nuestra humanidad, una señal en este camino difícil de la vida de los gays, que tienes mucho que decirnos a todos, que todos podemos aprender para evitar otra tragedia: cuando un joven de dieciséis años se marcha apresuradamente. Esta historia se repite día a día, en todas las ciudades, en todas las culturas. Es como una epidemia suicida que se está robando el futuro de la humanidad: nuestros jóvenes y en especial los más vulnerables, los más extraños, los “queers” (los raros, maricas, dañados, desviados). Muchos de los adolescentes que deciden quedarse, se vuelven adictos a las drogas, al sexo, la pornografía, el consumo escapista de esta “realidad cruel”.

Sabes Sergio que aún sigues vivo, tu recuerdo no se extinguirá en la memoria colectiva de la comunidad LGBTI, en la de otras minorías sociales y étnicas que luchan por sus derechos para encontrar un sentido a sus vidas. Estoy seguro de que muchos cambios se emprenderán después de tu grito desgarrador: leyes cambiarán, manuales escolares de convivencia se reescribirán, campañas de convivencia y tolerancia se divulgarán. Lo importante es que cada uno cambie su propia mirada frente al otro, al que ama sin las fronteras del género o de identidad sexual o biológica. Simplemente incluir, respetar y amar al otro.

VIOLENCIAS Y HOMOFOBIAS

En el país en el que nos tocó nacer y crecer, una Colombia violenta e intolerante con las diferencias, la diversidad sexual es solo una gota de sangre en un mar de violencia que todos tratamos de apaciguar, incluyendo nosotros los gays.

Somos de las primeras víctimas visibles de los grupos armados de limpieza social: militares, paramilitares, guerrillas, narcos y anarquistas. No se nos ha invitado o mencionado dentro de las víctimas en el proceso de paz. Nosotros, la comunidad LGBTI somos víctimas de múltiples violencias y abusos de nuestros derechos humanos.

En esta orgía de violencia, el derecho a la identidad sexual es la pariente olvidada y violada de la familia. Pero centrémonos querido Sergio en nuestro asunto: La violencia de la que fuiste víctima es más sutil y dolorosa. La homofobia mata, sea externa o interna. Es nuestro principal verdugo. Tenemos que reconocerlo querido Sergio, somos educados y criados por heterosexuales. Ellos son nuestros padres, nuestros maestros, jefes, políticos y líderes espirituales. Es lo que los sociólogos llaman la heterosexualidad dominante. Ellos dan por hecho que los únicos parámetros de afecto y amor son los de sus propios términos. De una o de otra forma, eres otra víctima de la resistencia cultural entre ellos y nosotros en un mundo que clama por la inclusión, la diversidad y el respeto por el otro.

Trato de descubrirte en las noticias sobre ti, en tus palabras e imágenes de tu página de Facebook, trato de encontrar el niño que un día fui en las circunstancias de tu vida. Trato de recordar, de volver a ese momento de mi vida en el que no se es niño pero tampoco se es hombre aún. Esa infancia y adolescencia en la que se es diferente, siempre lo hemos sido, tú lo sabías igual que yo.  Padres, maestros y compañeros, implícitamente también lo saben. Pero exigen explicaciones, una confirmación, algo que les sustente la superioridad de la mayoría heterosexual. Esa es la homofobia asesina. A esa edad se es diferente pero aún no se es gay. La verdad tú nunca te identificas con esta etiqueta. Sergio, perteneces a la generación de “sin etiquetas”. A pesar de este logro ideológico y de autoestima de nuestra clase, ¿por qué te fuiste? ¿por qué no esperaste por más conquistas?

Dicen que vieron una foto tuya besándote con tu compañero de clase. Que tu profesor la tomó de un celular que decomisó de otra compañera y la compartió con las directivas. Que te llamaron donde el rector, que los cuestionaron a ambos sobre su amistad y que ambos asumieron que tenían una relación de pareja. Nunca lo sabremos, la verdad es solo tuya y de tu novio. Es tu vida íntima, solo les pertenece a ustedes. También se habla de otras fotos “indecentes”, de tus conexiones con “grupos anárquicos”, de tu “ateísmo declarado”. Tu madre exige limpiar tu imagen. El colegio niega discriminación por identidad sexual. La ministra de educación promete investigación exhaustiva. El activismo LGBTI grita por justicia. Querido Sergio, la única verdad es tu soledad. La de un joven descubriendo el amor por otro de su mismo sexo.

BUSCÁNDOTE y REENCONTRÁNDOME 

Por mi parte trato de reencontrarme con ese adolescente que fui para entenderte mejor, y no lo encuentro. ¿Por qué no te entiendo? ¿Por qué te fuiste de este mundo “cruel” donde yo sí me quedé. Tal vez por eso no te entiendo. Mi querido niño creo que ese es el misterio de la vida y la muerte. Todos vivimos vidas y muertes diferentes, reales y simbólicas. Y hasta el día que entendamos esto, seguiremos siendo nuestro peor verdugo. Seguiremos luchando contra ellos y contra nosotros mismos. Sé que tú tenías la sensibilidad para entenderlo: ¿por qué no quisiste esperar?

Querido amigo, si me permites esta confianza, porque vamos a hablar de lo innombrable en nuestra cultura y a tu edad: la homosexualidad y el suicidio adolescente. Lo hago porque simbólicamente quisiera detenerte, pedirte que no te marches, decirte que mañana será otro día mejor, que el mundo cambia. Que yo cambié y que tú lo harías. Sé que aún no es tarde, si alguien de tu edad, que se siente solo, deprimido y acosado, lee estas palabras mías que a veces me siento deprimido y acosado, pero que decidí quedarme en un mundo “cruel” y no me arrepiento. Trataré de explicarte por qué.

Sergio, a la edad que te marchaste, en el año de tu graduación como bachiller tenías 16 años. Cuando yo me gradué tenía 17 años y era 1984. Imagínate que recién en 1981 se había despenalizado la homosexualidad en Colombia y la epidemia del sida o lo que llamaban “el cáncer de los maricas” era una sentencia de muerte.

La homosexualidad acababa de borrarse de la lista de desórdenes mentales de los manuales de psicología y medicina. Eran también los años dorados de los capos de la droga, la guerrilla, los grupos de limpieza social: en todos ellos, los “maricas”, “los desviados” encabezábamos sus listas negras.

Un panorama incierto y no saludable para un niño que se enfrenta a la vida solo, con su gran secreto. Pero a ti te obligaron a revelar ese secreto, estoy seguro de que no estabas listo para afrontar las consecuencias. Tampoco tus padres ni tu colegio, nunca se está listo para el despertar de la pubertad y mucho menos en nuestra condición. Yo tampoco lo estaba. Parecería que nuestra sociedad nunca estará lista para nosotros y mucho menos lo estará si renunciamos a quedarnos.

Como tú era curioso intelectualmente y le robé unos besos a un compañero de clases. Y créeme también fui citado a rectoría y a orientación psicoafectiva. Era un colegio solo de hombres, lo que significa una homofobia más marcada, conservadora y puritana. La única forma de sobrevivir era simplemente guardar el secreto y la complicidad mutua. Pero no faltó la mano amiga de un profesor en ese camino tortuoso. Un ser inteligente, que te apoya, te acepta, te guía y te respeta en toda tu integridad. A ese profesor nunca se le olvida porque tal vez se le debe la vida.

Mi mundo era diferente al tuyo por esos días, sin celulares, sin google y Facebook. Sin movimiento LGBTI, sin activismo, sin grupos de apoyo. Lo que quiero decirte, Sergio, es que por esos días ni siquiera existíamos positivamente en el lenguaje o en el imaginario de la gente. Vivir era simple y llanamente subsistir solitarios, en silencio, en un mundo cruel, homofóbico y violento, pero algunos decidimos quedarnos.

MENTORES DE VIDA Y CAMBIO

Sergio, la verdad es que todos necesitamos mentores en la vida, y lamentablemente en el mundo gay son pocos porque no quieren visibilizarse. Los necesitamos para que nos apoyen en esos momentos difíciles en que vale la pena seguir viviendo. Padres que nos amen y acepten nuestra sexualidad, profesores que promuevan nuestro potencial creativo sin importar nuestra identidad, directores religiosos que reafirmen nuestra espiritual, psicólogos que no traten de “repararnos” sino que cultiven nuestra autoestima, médicos a los que les tengamos confianza, organizaciones que promuevan nuestras capacidades excepcionales. Pero la responsabilidad también es nuestra, hay que luchar, para ganar, y demostrar respeto por lo que somos como lo hemos venido haciendo en las últimas décadas. Y eso solo lo lograremos si nos quedamos en este mundo “cruel” y tratamos de cambiarlo.

Sergio, nunca pensé vivir y disfrutar de los derechos civiles y sociales que hemos alcanzado. Créeme, a tu edad las cosas para mí no pintaban bien, pero poco a poco estamos recuperando nuestro papel fundamental en la historia y en la evolución de la humanidad: La diversidad, la magia del otro, el diferente.

Calladamente hemos sido los profesores, los guías espirituales, los filósofos, los artistas, los sicólogos, los chamanes. Poco a poco estamos perfilando y jugando un nuevo rol en nuestra cultura contemporánea. No nos reproducimos biológicamente pero siempre hemos estado en la evolución de la humanidad, transformándola con nuestro toque mágico “queer”.

Quédate. Te fuiste sin escuchar las palabras reveladoras del líder espiritual de tu colegio católico. “¿Quien soy yo para juzgar si un gay es un buen cristiano? ¿Acaso estamos listos para aceptar y reconocer los dones y regalos de los gays? Dios no tiene miedo al cambio” dijo el Papa Francisco durante el último Sínodo. Disculpa que lo mencione, porque fue muy claro en tus últimos deseos, en la carta que dejaste para tu madre: “No quiero entierros con curas y gente hipócrita”. Los tiempos están cambiando. Imagínate que el gerente más importante del mundo, nada menos que la cabeza de Apple, Tim Cook dijo al mundo: “Soy orgullosamente gay”.

Aunque hemos ganado derechos queda mucho por lograr. Nada menos que la ministra de Educación, que investiga tu caso, tiene una relación de pareja con la ministra de Comercio en nuestra Colombia, al igual que muchas otras figuras públicas: políticos, ejecutivos y deportistas entre muchos, pero tácticamente se les prohíbe hacerlo público como la famosa y recientemente desmontada política del Ejército Estadounidense “Don ́t ask, don ́t tell”. ¡Quédate, los tiempos cambian!

No te critico por irte Sergio, no soy nadie para hacerlo y sé que viviste momentos extremadamente difíciles. Nuestras experiencias de aislamiento, de angustia, de culpa, de miedo, de dolor, no alcanzan a pasar por la mente de los heterosexuales. Esa es la razón por la que tú, chico gay, tú, chica lesbiana, tú, bisexual, tú, transexual, tú, intersexual: ¡Quédate¡ Mañana será otro día…

Sergio David Urrego se fue y otros nos quedamos en este mundo cruel. Y este es el misterio de la vida: tanto los que se marchan como los que se quedan, cumplen un papel mágico y renovador. Nuestra meta es transformarnos, aceptarnos, querernos, apoyarnos mutuamente y cambiar el mundo para hacerlo más vivible y tolerante no solo para las futuras generaciones LGBTI sino también para los heterosexuales. ¡Quédate!

Tomado de http://sinetiquetas.org/





Ilustraciones por DANIEL ARZOLA, ilustrador gay venezolano residente en Chile

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